Pandemia económica y laboral agudizada durante el confinamiento
22/02/21
Por: Leonel Castro
Tegucigalpa. Honduras. Pasaron dos meses desde el confinamiento y, todo parecía bien para Tania Marinero, madre soltera de 33 años que se vio afectada económicamente por la pandemia de la Covid-19. Tania se estaba adaptando al teletrabajo, cumplía sus horarios con horas extras sin pago, trabajaba sin importar la explotación de la empresa y, en sí, ponía todo su empeño en su empleo.
De la misma manera, en la empresa donde trabajaba Tania comenzaron a suspender a muchos empleados; a ella le preocupaba esa situación y, a pesar de saber que en cualquier momento también le podía suceder, no había pensado en los efectos que le podría traer su suspensión y, sobre todo, no estaba preparada por si llegaba a pasar. Pero así es, la mayoría de hondureños no están preparados para perder el trabajo del cual dependen ellos y su familia, aún más por la dificultad que hay en conseguir empleo en el país.
Tania junto a su hija Sara, empezando su jornada laboral antes de que la suspendieran.
En marzo del 2020, días después de la cuarentena impuesta por las autoridades como medida de prevención, comenzó la suspensión masiva de empleados en las empresas privadas; en solamente el primer mes de confinamiento, más de 120 mil personas habían sido suspendidas o despedidas de sus trabajos, de esa manera la crisis por la Covid-19 ya había impactado en el empleo de gran parte de la sociedad.
De la misma manera, en la empresa donde trabajaba Tania comenzaron a suspender a muchos empleados; a ella le preocupaba esa situación y, a pesar de saber que en cualquier momento también le podía suceder, no había pensado en los efectos que le podría traer su suspensión y, sobre todo, no estaba preparada por si llegaba a pasar. Pero así es, la mayoría de hondureños no están preparados para perder el trabajo del cual dependen ellos y su familia, aún más por la dificultad que hay en conseguir empleo en el país.
Según cifras del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), desde marzo del 2020 hasta el día de hoy, se han perdido más de un millón de empleos. Esto debido al mismo confinamiento que forzó el cierre de muchas empresas y microempresas; así mismo, los fenómenos naturales Eta e Iota, que impactaron en Honduras en noviembre del año pasado, agudizaron más la situación laboral.
Los huracanes Eta e Iota impactaron en Honduras desde el 31 de octubre hasta el 18 de noviembre. Tomado de: BBC
Para que no la suspendieran, Tania se empeñó en trabajar aún más, pero es difícil el área de cobros de un Call Center en una empresa, más durante esta pandemia que ha dejado a muchos con problemas financieros, obstaculizando el cumplimiento de los pagos de deudas y ocasionando más endeudamientos.
A los días, sin tomar en cuenta todo lo que Tania había trabajado y, sin importar todo el estrés y toda la angustia que estaba pasando, decidieron suspenderla, noticia que le impactó instantáneamente a ella y a su familia y, que marcó el inicio de una inestabilidad financiera que mantuvieron durante toda la cuarentena.
De igual manera, así como ella, muchas personas más se quedaron sin empleo durante esta pandemia, tanto por el mismo confinamiento como por los sucesos tropicales que impactaron en Honduras, dificultándose la situación económica de muchas familias.
Según la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa (CCIT), la tasa de desempleo abierto aumentó el doble; de un 5.7% de la Población Económicamente Activa (PEA) que tenía en el 2019, pasó a un 10.9% en el 2020 y Cohep estima que puede llegar al 13% en este 2021.
“Después de que me suspendieran, tuve que sobreendeudarme para poder cubrir lo básico, lo necesario de la casa. Empecé a preocuparme, a tener más estrés, ataques de ansiedad, insomnio e irritabilidad; me ponía muy irritable porque pensaba demasiado en las deudas, en cómo poder dar lo básico”.
Sus expresiones cambiaron al recordar esos días, su mirada reflejó tristeza, se mantuvo con la cabeza agachada y, con su voz quebrada, relató lo que pasó. No solo es la angustia, la incertidumbre o el estrés, las noches largas y los días cortos, lo más difícil es el miedo. Tania contó que lo más desesperante y lo que más agota mentalmente es el pavor de no encontrar qué comer, de buscar la manera de sostener a una familia.
“De mí depende mi hija, mi mamá y mi hermano y, en tal situación, lo primero que se me vino a la mente fue cómo iba a comer mi familia. Las deudas pueden esperar, uno puede devolver las cosas que tiene o venderlas, pero la comida es lo más esencial”, relató Tania.
Debido a la crisis financiera y al aumento de la canasta básica, a Tania se le dificultaba hasta comprar los granos básicos.
El desempleo, la Covid-19 y las tormentas Eta e Iota afectaron gravemente la economía de Honduras, provocando que miles de empresas forzaran su cierre, que cientos de miles de hondureños perdieran su trabajo y que aumentara la pobreza. Sobre ello, la Federación de Cámaras de Comercio e Industrias de Honduras (Fedecámaras) indicó que se llegó a perder un 40% de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes).
En el 2020, Carmen Pavón, madre soltera de 55 años, también se vio afectada por la crisis económica que golpeó drásticamente a muchos hondureños durante el 2020. A pesar de que ella no trabajaba antes de la pandemia por la Covid-19, su estabilidad financiera se condicionó a inicios de la cuarentena.
“Tuve que sacar mis ahorros y empecé a pedir prestado para poder solventar el bajón económico que tuve”, contó Carmen. Ella dependía de la manutención que recibía, la cual no le siguieron entregando, razón por la cual ella, sus dos hijos menores y su nieta pasaron por crisis económica durante el confinamiento. “Supe que estaba en crisis porque no podía solventar pagos, tanto de internet, agua y luz; tuve que mermar la compra de comida, pedía fiado para poder comprar la comida… prácticamente vivíamos a lo básico”.
El gran peso que cargan los padres de familia por que sus hijos tengan un mejor futuro se intensifica cuando suceden crisis como estas; un peso que incluye ansiedades, incertidumbres, insomnios, lágrimas, miedos y sacrificios, mismos que tienen que pasar en silencio para que sus hijos no se preocupen y que puedan estar bien.
Carmen se quedó sin palabras al hablar sobre los sacrificios que hizo; en ese momento, suspiró más de lo que habló, agarró un poco de aire, pero solo le alcanzó para decir con la voz casi temblando “pasé por tantas cosas”, palabras que vinieron acompañadas de unas cuantas lágrimas, no eran muchas pero cada una reflejaba el sufrimiento que tuvo que pasar.
En Honduras, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), antes de la pandemia, la pobreza abarcaba un 60% de la población y, desde el 2020, esta llegó casi al 70%. Según el reporte, de los 9,5 millones de habitantes que conforman la nación, 4 millones fueron afectados y 2,5 millones se encuentran en necesidad.
Desde el 2020, Honduras tuvo grandes pérdidas económicas. La CEPAL indicó que, debido a la pandemia, el país perdió más de 55 mil millones de lempiras y, debido a las tormentas Eta e Iota, se registraron más de 46 mil millones en pérdidas, perdiendo en total más de 100 mil millones de lempiras en el 2020.
Por otro lado, según el Banco Mundial (BM), el Producto Interno Bruto (PIB) del país, que era de 25,314 millones de dólares en el 2019, cayó en -9,7% en el 2020; sin embargo, prevé que Honduras tendrá un crecimiento de 3.8% en este año.
A nivel centroamericano, la nación hondureña fue la más afectada económicamente en el 2020; a ella le sigue Panamá con una caída del -8,1% en su PIB, El Salvador con -7,2%, Costa Rica con -4,5%, Nicaragua con -2.5% y Guatemala con -2%.
Alternativas laborales
Ante el desempleo, la población no contaba con muchas opciones para poder trabajar, las más destacadas fueron: Emprender en algún negocio o migrar a otro país en búsqueda de empleo. Sin embargo, esas opciones contaban con limitantes: La carencia de recursos y la falta de apoyo de las autoridades.
Aun así, una gran cantidad de hondureños se arriesgaron a realizar alguna de esas alternativas ante la falta de oportunidades laborales. Durante la pandemia surgieron muchos nuevos emprendimientos, los más destacados fueron la venta de accesorios, de comida, de ropa o los servicios de entrega. Es importante recalcar que, según Cohep, el 52% de los emprendimientos iniciados en Honduras son de mujeres y su edad oscila entre los 21 y 35 años.
Por otro lado, durante el confinamiento, miles de hondureños partieron su viaje hacia Estados Unidos en distintas caravanas para poder salir adelante. Y es que, a pesar de la Covid-19 que ha afectado a muchas familias y que ha causado miles de muertos en Honduras, la mayor preocupación que tiene gran parte de la población es el desempleo, razón por la cual se arriesgan y se exponen al virus.
En el 2020, muchos de los nuevos emprendedores lograron formar su negocio; sin embargo, no todos corrieron con el mismo éxito, esto debido a que gran parte de ellos no lo pudieron concretar. Tal es el caso de Denisse Escorcia, joven de 21 años que fue despedida desde abril del año pasado debido al confinamiento, y que quiso abrir su negocio de comida junto a su hermana para así poder sostener a su familia durante esta pandemia, pero que pudieron llevar a cabo su proyecto.
Denisse trabajaba en un restaurante de comidas rápidas y no ganaba mucho tomando en cuenta lo caro que es Honduras, pero le alcanzaba para ayudar a su familia. Su salario era de aproximadamente seis mil lempiras mensuales, del cual usaba la gran parte era para los gastos de la casa (alquiler de la misma, recibos y el suministro de comida) y lo que le sobraba era para su transporte del mes.
Semanas después de que inició la pandemia, gran parte de los empleados de ese restaurante fueron despedidos engañosamente; les dieron a firmar un papel que según les habían dicho en el local, era para ampliar su contrato laboral, razón por la cual no leyeron con detenimiento “las letras pequeñas”, pero realmente estaban firmando sus renuncias.
Después de ese engaño y ante la necesidad de conseguir dinero, Denisse junto a Alejandra quisieron empezar su pequeño negocio de comida rápida como papas fritas, tajaditas y yuca, aprovechando su habilidad para cocinar; sin embargo, por la falta de recursos y debido a las limitantes de las autoridades no lograron concretar su emprendimiento.
“Quisimos poner un puesto de comida, pero las mismas personas que vendían el producto, lo elevaron en la pandemia, entonces no ajustaba el presupuesto; si antes tenías que invertir L.1,000 para un negocio, después para ese mismo tenías que invertir L.3,000. También recurrimos al préstamo solidario, pero para que te lo den, ocupás tener un local, un ingreso aparte y otros requisitos más, y no contábamos con mucho más que con las ganas de trabajar”, contó Denisse.
El Programa Presidencial Crédito Solidario es una iniciativa estatal que comenzó en el 2016 y que le facilita un préstamo a todos aquellos emprendedores que lo solicitan para poder establecer su negocio; según datos del mismo Programa Presidencial, se han desembolsado 1,824,594,064 de lempiras, otorgando 181,585 créditos y generando 154,793 empleos.
No es sencillo cuando es tu primera vez queriendo emprender; de hecho, no lo es cuando ya se tiene experiencia como emprendedor. Denisse cuenta que, junto a Alejandra Escorcia, su hermana, tuvieron que “moverse un montón” para poder tener su negocio, pero que ni así lo lograron. “Mi hermana hasta desinfectantes vendió, pero perdió más de lo que ganó, los químicos para hacerlos son caros y mucha gente ya no compra desinfectantes caseros”.
La venta de desinfectantes caseros era una agotadora, pero buena alternativa a la que se dedicaban muchos jóvenes.
El calor de la mañana y el de la tarde, el cansancio por las largas caminadas, el hambre que aguantaban hasta llegar a su casa, la sed, las malas miradas de las personas a las que les ofrecían desinfectantes, el miedo por la delincuencia y por el virus, el dolor por los zapatos rotos que tenía, fueron muchos los obstáculos que tuvo Alejandra cuando vendía detergentes para poder ayudar en su casa, pero que no lo pudo lograr debido a que perdió más de lo que ganó en su intento de tener un pequeño negocio.
Con respecto a la crisis económica, en la instalación de la cuarta legislatura del Congreso Nacional, el presidente de la República, Juan Orlando Hernández, junto al ministro director del Servicio Nacional de Emprendimiento y Pequeños Negocios (Senprende) anunciaron que en este año invertirán siete mil millones de lempiras en los microempresarios y empresarios para levantar la economía del país.
Desde despidos forzados, hasta intentos fallidos de emprendimientos; muchos hondureños han pasado una situación crítica laboral por la cual han pasado crisis económica. Pero no solamente se da por estar sin empleo, aunque las personas tengan la oportunidad de laborar, la crisis económica del país impide que la mayoría de la población cuente con buena calidad de vida y con una economía estable, misma crisis que cada vez empeora y así mismo, cada vez las autoridades toman menos acciones pertinentes y en beneficio del pueblo.